No estoy a favor ni en contra de la manifestación de ayer de las mujeres, cada uno reivindica sus derechos como le parece. Estoy en contra del machismo y del feminismo. Estoy a favor de la igualdad y no de la equiparación, que son cosas distintas. La desigualdad hay que perseguirla y atajarla allí donde se produzca, sea hombre o mujer. La desigualdad es después del maltrato o vejación física, una de las mayores alienaciones que puede sufrir una persona. Y así se consagra en nuestra Constitución, la igualdad como base de los derechos humanos de todas las personas, pero eso no supone la equiparación plena entre hombres y mujeres porque somos distintos. Por ejemplo, estadísticamente en España los hombres viven siete años menos que las mujeres o sufren el doble de infartos, entonces ¿nos equiparamos para morirnos antes todos?.
Según mi punto de vista, donde está el foco que distorsiona el debate según quién lo mire, es en la maternidad de la mujer. La maternidad no lo deciden ni machitas, ni feministas ni mediopensionistas, es una ley natural que le ha otorgado a la mujer la posibilidad de ser madre y al hombre no. Siendo así, ninguna mujer debería ser discriminada por el hecho de engendrar, alumbrar y cuidar a su hijo/a (que nadie se me ofenda) y que sólo ella puede hacerlo al menos en los primeros meses. No debe ser discriminada ni personal, ni social ni laboralmente por supuesto. Otra cosa es que esa mujer en uso de sus derechos, quiera tomarse una excedencia laboral para dedicar más tiempo a su familia o reduzca su jornada de trabajo o renuncie a proyectos que le supongan viajar o estar fuera de casa varios días et etc. Lógicamente esas situaciones tienen un impacto en la relación laboral con su empresa, no por ser mujer, sino porque se ha modificado la situación anterior, esa mujer ha optado por trabajar menos horas o por una excedencia o por renunciar a proyectos o puestos que exigen más dedicación que otros compañeros o compañeras, que con hijos o sin hijos, sí están dispuestos a acometer. Querer equiparar el antes y el después, a quién estaríamos discriminando sería a estos últimos.
Mi humilde opinión es que más allá del hecho de la maternidad y lo que conlleva, no existe una discriminación generalizada contra la mujer por ser mujer. Vengo de una empresa donde el 60% eran mujeres, en los puestos de mando el 70% y la Consejera Delegada mujer. En la sanidad de cada 4 facultativos 3 son mujeres, y en la Justicia el doble como en Educación.
Lo que sí debe exigirse al gobierno y a las empresas es que cumplan los programas de conciliación familiar para que ese antes y después en la vida laboral de la mujer por la maternidad o por sus situaciones personales , sea una elección y no claudicación.
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