Hoy es muy fácil criticar a Cristina Cifuentes, por eso precisamente lo voy a hacer. Digo que es muy fácil porque en los últimos meses ha ofrecido muchas dianas para quién quisiera dispararle. Mi más cercanos saben que no era santo de mi devoción ya antes del Máster y el robo cosmético, me resultaba un tanto arrogante sus formas pero era una mera impresión.
Hoy es fácil criticarla, pero ha resultado arrogante. Lo de menos es que el Máster sea falso o las cremas entraran solas o con ayuda al bolso, que no es moco de pavo, lo peor es la manera tan enrabietada y vehemente con CC que ha querido domar la realidad para adaptarla a sus argumentos a sabiendas de que eran falsos. Puedes vivir en la falsedad o el engaño, pero si te pillan tienes que apechugar con ello o corres el riesgo de caer en el efecto boomerang: la fuerza con la que lo lanzas revierte con el doble de intensidad, la de tu lanzamiento y la que va tomando en su recorrido de vuelta.
Es muy fácil hoy criticar a Cristina Cifuentes, pero es que incluso en la rueda de prensa para anunciar su dimisión siguió manteniendo que la culpa del Master era de la Universidad, y lo del robo de las cremas casi un error de la tienda, pues las traía puestas de casa…. Y todo todo se debe a una campaña de linchamiento contra ella por destapar la corrupción en la C. Madrid. Y un gesto de autocrítica? No por favor.
¿Arrogante? Un poco sí.
¿Merecía este final esta señora? Posiblemente también.
Hoy es muy fácil decirlo, sí, pero es lo que hay.
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