Hoy cuando me he levantado, tenía varias tareas previstas: responder unos correos, hacer unas llamadas, grabar una maqueta nueva..en fin, lo normal. Pero mi gozo en un pozo, no había luz en casa debido a la nevada. Eran las 7,15 h y tampoco había luz fuera. Empecé por encender una vela que encontré de adorno de la nochevieja, y con ella me puse a buscar una linterna en el cajón donde se guarda todo y no encuentras nada cuando te hace falta. Comenzó a amanecer y desistí de la linterna. Aproveché la poco batería que quedaba en el móvil para comprobar si era una avería de mi casa o de la zona. Era de toda la zona, menos mal. Mal de muchos...
Así que de un plumazo, las tareas previstas se habían ido al garete. La imposibilidad de vencer a una adversidad sobrevenida como ésta, a la par que cercena tus planes, tiene el efecto de despejarte el horizonte de tareas y planificaciones; es lo que hay, como la nieve que cubre los aledaños de la casa: silenciosa, impoluta, poderosa y uniforme para todo el vecindario. Tú mandas amiga, me he dicho para adentro. He encendido la chimenea, única fuente de calor en la casa en estos momentos, y a falta de otra cosa mejor que hacer me he puesto a escribir estas líneas. Son las 10.30 h, todavía no ha venido la luz y sigue nevando. La batería del móvil en el 12%....
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