Se habla de la supremacía moral de la izquierda y del complejo de la derecha para contrarrestarlo, complejo que descansa en que buena parte de la derecha asume la dictadura de Franco como algo suyo, o eso quieren hacernos creer los medios progresistas. Y no es así, la dictadura fue el parto final de una guerra civil cuyo embrión está en que las izquierdas asumieron la 2ª República como propia, donde sólo ellos podían gobernar. Así, tras la victoria del centro derecha por mayoría absoluta en 1933, el bloque de izquierdas puso el país patas arriba hasta que el Presidente de la República disolvió las Cortes en mitad de la legislatura, convocando nuevas elecciones presionado por socialistas y comunistas. Las siguientes elecciones de 1936, las ganó el Frente Popular por un estrecho margen, pero con serias sospechas de fraude en las actas electorales que nunca llegaron a publicarse.
La dictadura de Franco fue la punta del iceberg, una punta eso sí muy larga de cuarenta años, quizá por eso se recuerde más que los cinco años de una 2º República revolucionaria o los tres años de guerra civil al que nos condujeron los unos seguidos de los otros, y que ahora pretenden reescribir la historia como si debajo del agua donde emerge el iceberg no hubiese nada: sólo la dictadura de Franco
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