Si por lo menos,el destino le hubiese enviado el arrepentimiento,un arrepentimiento candente,que le hubiese hecho añicos el corazón, que le hubiese robado el sueño, un arrepentimiento que le hubiese torturado hasta el punto de hacerle desear el nudo corredizo y la profundidad de las aguas. ¡Cuánto se hubiese alegrado de semejante arrepentimiento! Las lágrimas y los sufrimientos también son vida!
(Crimen y castigo, Dostoievski)