La vida en invierno

De aquella forma huraña con la que solía otear el horizonte anticipando el tiempo, con aquellas manos ásperas de labranza atenazó el rebujo de ropa como si abrazase una rosa, apartó lentamente los bordes y sin ni siquiera rozarle dejó en su frente el beso dubitativo de unos labios desacostumbrados a besar. Lentamente sin querer ser visto lo depósito de nuevo en el capacho y cerró con suavidad la puerta tras de sí, como quien no quisiera despedirse nunca . Después de tantos años, en aquel invierno lluvioso la vida quiso darle un hijo.