Uno de los principales puntos de discordia, entre otros, de PP y C’s actualmente es la limitación de mandatos de los dirigentes políticos de alto rango. Este punto fue introducido en el acuerdo de gobierno que firmaron ambas formaciones por parte del partido naranja como uno de sus buques estrella de la transparencia y buena praxis política de nuestros gobernantes. Pues bien, en esta ocasión no estoy de acuerdo con ellos. Si la democracia es el mejor, o menos malo, de los sistemas políticos basado en el principio de libre elección por sufragio universal y gobierno de la mayoría, una limitación de mandatos a x tiempo está contradiciendo precisamente ese sistema de elección, acotando la libertad de los votantes hacia un determinado candidato al que no podrán volver a votar si ha agotado el plazo de tiempo que prevé la ley para su ejercer su cargo. Es la norma que se come desde dentro el espíritu de la propia norma madre que la creó.
¿Por qué, si un gobernante lo hace bien, se gana el respeto de la gente y demuestra ser eficaz en la gestión, por qué debe marcharse a su casa tras x tiempo obligatoriamente si él y la mayoría de electores están de acuerdo en continuar? ¿Quién nos asegura que, al limitar por ejemplo a dos mandatos, el político de turno va a ser más honrado o eficaz que otro que este cuatro…? Y al contrario. Si un gobernante es un gestor eficaz, honrado, y nos trae prosperidad prefiero que esté más años que menos años en el poder. Cuando su gestión decaiga, los propios electores le quitarán. Es más, la lógica nos dice que la acción de gobierno se ejercerá mejor con más años de experiencia acumulados.
Cosa distinta es que el acumular años de gobierno sea por la fuerza, por medios ilícitos, palanca de otros poderes o tapadera de corrupción. Pero eso debe combatirse con otros medios que el estado de derecho prevé (policiales, judiciales, sancionadores) pero no cercenando la libertad que el mismo sistema proclama de elegir y ser elegido.