Hay lugares, canciones, palabras
que tras nosotros
no serán de nadie
sino nuestras.
Por mucho que la gente
transite de acá para allá
nunca verán esos sitios,
ni oirán ningún otro ruido
que el de sus pisadas sin importancia.
Todo habrá quedado cubierto
de nuestra complicidad,
a salvo de ojos extraños
que no ven ni comprenden
ni podrán nunca alcanzarnos.