Hace tiempo que no escribía,
la pena no me dejaba.
No sé de qué manera
se habían confabulado
la pereza y el cansancio
dejando mi mente seca.
Se repiten en mí
las mismas pesadeces de siempre,
las mismas molestias,
las idénticas y transfiguradas
ganas de huir
dejando enterrados tantos sueños
en busca de una forma.
Cuanto más se araña
en busca de la verdad incuestionable
más nos reconocemos verdugos
de nuestra propia condena,
de nuestras obras
en las que apenas sí
tuvimos elección.
Palabras tachadas de pesimismo
en las que la ni la fantasía
tiene ya cabida.
Tanto tiempo sin escribir
y escribir hoy para ésto.
Si al menos alguien
me abriese una puerta
por donde escapar de mis sueños…