Un día oirás perdidas
mis risas.
Un día tendrás que aprender
a caminar sola.
Un día sostendrás en tus brazos
el abandono de mi cuerpo.
Un día llegará que dejes de sufrir
y vengas a recogerme a las afueras del cielo,
como cuando nos queríamos tanto
y solo te importaba agarrarme
cálida la mano.