Quizá busque
la complicidad de una excusa
para remontar el vuelo
y llamar a tu puerta de nuevo.
Quizá la puerta se abra
sospechosa , sin esfuerzo,
y no halle más que ausencia.
Quizá un pañuelo
bamboleado por el viento
sea la única señal
que me guardaste.
Y un olor a perfume añejo
que me entra hasta los huesos
una amenaza más, que un recuerdo.
Para siempre, para siempre,
no te olvido
para siempre.