Somos lo que pensamos, por tanto sería aconsejable revisar nuestros esquemas mentales que pueden estar obsoletos o erróneos con lo que hoy somos o pretendemos ser. Esquemas que pueden venir condicionados por factores educacionales, morales, religiosos etc etc creando en nosotros un cliché sobre las cosas que en algunos casos puede estar distorsionando nuestra manera de verlas, entenderlas y afrontarlas. Así por ejemplo:
Qué supone para nosotros el éxito del trabajo?
Y si no lo conseguimos o fracasamos, cómo nos afecta?
El orden de las cosas está para que nos sea siempre favorable?
Y si no es así, es injusto..?
Cómo afronto la adversidad?
Cuál es mi escala de valores?
Materiales, familiares, afectivos..?
Sé valorar los detalles?
Manejo armónicamente mis emociones con mi entorno?
Decía un viejo maestro de meditación : “ Vds no vienen aquí sólo a aprender, sino también a desaprender lo aprendido a lo largo de su vida que les ha sido nocivo y aun cargan con ello.” Es aconsejable mirarse de cuando en cuando al espejo y analizar si lo que pensamos es lo que deberíamos pensar de acuerdo con nuestras valores y metas vitales o tenemos una estructura mental que nos va alejando de ellas, sin darnos cuenta, como agua que lleva la corriente. Ese desajuste entre lo que quiero ser y lo que pienso que soy, es causa de trastornos y desasosiegos que la meditación y la reflexión pueden paliar.