La práctica de este ejercicio emocional es muy recomendable tanto para romper el hielo en situaciones comprometidas como en aquellas en las que se quiere apuntalar una relación dañada o débil. Se trata de dejarse llevar por la inercia de la situación pero siempre desde la posición favorable o positiva de la persona a la que queremos contentar, sin comentarios comprometidos ni intencionados, sólo apoyando o reafirmando lo evidente en favor de esa persona: solicitando información de forma interesada o positiva sobre algo que afecta al otro, reafirmando puntos que son buenos para esa persona aunque sepamos o intuyamos la respuesta, servir de apoyo o provocar el comentario que sea bueno o hable bien de ella. El hecho de oírse hablar de sí mismo sobre algo que le interesa o es positivo para ella provocado por nosotros, es algo que endulza la percepción propia de la persona en cuestión, y la nuestra ante aquella porque le demostramos que nos interesamos por ella. Es como ir a favor de corriente de forma sencilla y natural sin caer en la adulación.