Cuando coloquialmente hablamos de si creemos o no creemos en Dios, estamos simplificando una cuestión de orden mayor acostumbrados a vivir rodeados tanto de los que afirman ser creyentes como de los que niegan serlo con igual naturalidad. Convivimos en posturas tan opuestas con una familiaridad que llega a parecer absurda si a la trascendencia de lo expuesto nos atenemos.
Muchos hemos crecido en una educación católica al menos en usos y costumbres. La hemos asumido por tradición, por educación y fundamentalmente porque es lo que hemos visto en nuestros padres, en nuestra casa, al igual que nos ha condicionado el ejemplo familiar en otros muchos ámbitos como las relaciones sociales, ideas políticas etc. Unos mantuvieron o incrementaron estos principios, y otros se fueron despegando de ellos conforme avanzaron en edad y experiencia vital.
Llegados a este punto, y hablo por mí, aunque por extensión pudiera ser un ejemplo de otros correligionarios, nos encontramos dentro de una aureola donde priman esas influencias de nuestra juventud, pero un tanto desubicados por las dudas que nuestra mayor experiencia y capacidad de análisis se nos plantea en la edad adulta. Como decía aquel, yo quiero creer que creo, pero no sé si creo... Es por eso que me he querido parar por un instante en analizar esa frase tan manida de ¿crees en Dios?, e intentar desmenuzar lo que más allá de una respuesta simplista, incluso a veces inconsciente y predeterminada, significa para mí.
Para contestar a este interrogante de creer o no en Dios, habría que empezar por definir qué es para nosotros Dios. No puedo creer lo mismo si para mí Dios es el creador del universo, o simplemente un profeta iluminado que existió en Jerusalén hace 2000 años, o la esperanza de una vida eterna más allá de la vida terrenal.....por poner algún ejemplo.
¿Por qué debería creer yo en algo? Inicialmente porque es algo que está gravitando en mi vida de una manera u otra. No creo en un círculo cuadrado porque nadie lo da por posible ni se plantea por tanto ese debate, ni existen razones ni indicios que justifiquen que se abra. Empezamos a plantearnos creer o no creer en algo, si ese algo es posible de ser creíble. Y Dios es posible de ser creíble, otra cosa es que finalmente creamos o no, pero el debate está justificado porque hay argumentos para debatir sobre ello, de orden histórico, de orden moral, de orden cósmico (la creación del universo...), y por supuesto por cuestión de fe.
Para algunos la fe por sí misma puede suplir al resto de argumentos, para otros sin embargo necesitan afianzar su fe yendo más allá y buscando argumentos con la suficiente base para poderlos conciliar con su racional. Otros emplean todo su potencial racional para desmontar precisamente los fundamentos de esas creencias. Nada debería impedir que ambas opciones sean igualmente válidas. Luego que cada una escoja aquello que más le convenga en base a los dictados de su experiencia, su racional, su conciencia. En definitiva, su propia opción vital.
Los Teólogos suelen emplear como uno de sus principales argumentos para aseverar la existencia de Dios, la propia existencia o creación del universo. ¿Quién pudo crear el universo sino un ser superior ? No pudo ser obra del hombre pues éste es posterior al origen mismo del universo y existe como derivación de aquel; tampoco pudo surgir de la nada, porque la nada no puede crear nada, si no no sería nada. Situamos aquí por tanto el significado de Dios como motor cósmico de la creación, al margen de otras consideraciones que puedan derivarse de esta acepción.
A principios del siglo XX se creía que las partículas más minúsculas de la materia, las llamadas partículas elementales, eran los neutrones, electrones y protones que componían los átomos. Hoy en día se ha descubierto que dichas partículas elementales están a su vez compuestas por otras más pequeñas llamadas quarks. De tal forma que la materia no se crea de la nada, sino que es el resultado de la energía generada por la fricción de las partículas elementales al chocar entre sí. Pero ¿quién puso ahí esas diminutas partículas? ¿de qué están compuestas a su vez las partículas quark, de otras partículas aún más pequeñas... ? Y así hasta donde.. ? Cuando no hay posibilidad de lograr un cálculo se dice que es infinito, es decir que no se puede hallar. Otros han creído ver en la teoría de los agujeros negros el primer paso para explicar la creación del universo. La teoría de los agujeros negros surge a su vez de la teoría de la relatividad de Einsten que habla de la gravedad de los cuerpos : la gravedad no es una fuerza, sino una deformación del espacio y el tiempo, producido por la masa de un cuerpo (peso) en el espacio que lo deforma dando lugar a una fuerza gravitatoria en torno de sí. Una teoría que luego complementó Stephen Hawking con el llamado Bin Bang: esa deformación del espacio producto de la masa y la energía de los cuerpos que gravitan sobre aquel y que da lugar a los agujeros negros, se va concentrando y concentrando en un determinado punto cada vez más minúsculo fruto de la propia gravedad, hasta que estalla dando lugar a la gran explosión conocida como Big Bang y que algunos sitúan como el punto donde se originó el Universo. Pero ¿qué había antes del Big Bang? ¿quién dispuso el orden de la materia para que se produjese esa gran explosión?. Los físicos han conseguido explicar todo lo que ocurrió en el mundo….. a partir del segundo 10 del Big Bang. ¿Y antes ? Los creyentes basan su argumentación de la existencia de Dios en que todavía hoy no existe demostración científica del origen del universo, volcando hacia sus postulados el hecho de que si no se conoce cómo ni cuándo se creó el universo pero existe, es porque Dios lo creó.
En el plano histórico, está demostrado que Jesús de Nazaret existió, amén del significado que se dé luego a esta figura. Si existen testimonios de la cultura egipcia que data de hace 5000 Ac años o de la figura de Buda, hace 600 años Ac, cómo no va existir testimonio de la figura de Jesús que data de hace 2000 años. Jesús existió como existió el Rey Herodes, Poncio Pilato, San Juan el Bautista, los apóstoles, las familias de los apóstoles , los fariseos y sumos sacerdotes , como Caifás, que le denunciaron a las autoridades romanas acabando en la cruz. Existió también su compañero de celda, Barrabás, que fue elegido por aquellos para ser liberado en vez de Jesús.. La autenticidad de su existencia está fuera de toda duda, como lo está el grueso de su mensaje y de su obra escrita por cuatro personas distintas, los cuatro evangelistas: Mateo, Juan, Marcos y Lucas . Los dos primeros fueron apóstoles de Jesús, los dos segundos fueron apóstoles de segunda generación (introducidos por los primeros apóstoles). Aunque todos cercanos a Jesús, sus relatos fueron escritos en épocas y enfoques distintos, pero coincidiendo en los pasajes fundamentales. Además su procedencia era también distinta, por ejemplo Mateo era judio y recaudador de impuestos para los romanos en Cafarnaúm. Lucas fue un médico de Antioquía, pagano no judío, antes de convertirse al cristianismo.
La mayoría de los expertos consideran que los cuatro evangelios fueron escritos entre los años 65 y 100 Dc. Pero hay también testimonios de historiadores no evangelistas, como el historiador judío Flavio Josefo (37 d.C. - 100 d.C.) En su obra Antigüedades Judías dice:“Existió, alrededor de este tiempo, Jesús, un hombre sabio, si corresponde llamarlo hombre, porque era un hacedor de obras maravillosas.... Atrajo hacia sí a muchos de los judíos y muchos de los gentiles. Él fue el Cristo y, cuando Pilato, por sugerencia de los principales hombres entre nosotros, lo condenó a la cruz, los que lo amaban al principio no lo abandonaron. Porque apareció vivo nuevamente al tercer día, como habían predicho los profetas”. Por otra parte, Plinio el Joven, emperador de Bitinia, en el noroeste de Turquía, escribe al emperador Trajano en el año 112 Dc:"Tenían la costumbre de reunirse en cierto día fijo, cuando cantaban un himno a Cristo como Dios, y mediante un solemne juramento se comprometían a no cometer ninguna obra mala, sino abstenerse de todo fraude, robo y adulterio, nunca faltar a la palabra, ni negar algo encomendado cuando se les pedía honrarlo”
Además del mensaje, está la localización de los lugares que describen los evangelios y que han sido refrendados luego por los hallazgos arqueológicos. La arqueología ha jugado un papel importante en la determinación de la confiabilidad de la Biblia. Así en los evangelios de Juan, Jesús sana a un hombre en el estanque de Betesda. Juan dice que el estanque tenía cinco pórticos. Sobre esrte sitio ha habido disputa sobre su ubicación durante mucho tiempo hasta fechas reientes. Los arqueólogos descubrieron, trece metros debajo de la tierra, un estanque con cinco pórticos, y la descripción del área circundante coincide con la descripción de Juan.
Con relación a la crucifixión, en 1878 se encontró un pedazo de piedra en Nazaret con un decreto del emperador Claudio, que reinó entre 41 y 54 d.C. Decía que no debían perturbarse las tumbas, ni debían quitarse los cuerpos. El castigo para otros decretos era una multa, pero éste incluía una amenaza de muerte y estaba muy cerca en el tiempo de la resurrección de Jesús. Probablemente Claudio había oído de la resurrección y no quería ningún incidente similar.
Otro hecho refrendado por la arqueología: el Santo Sepulcro. La arqueología da la razón a los evangelistas.El 20 de octubre del 2016 se produjo un acontecimiento único en los últimos siglos: la apertura de la losa de mármol que se venera en el lugar donde la tradición sitúa el sepulcro de Jesús, dentro de la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén. Bajo aquella primera losa se descubrió una segunda losa, también de mármol gris. Según explica el diario La Vanguardia, inmediatamente bajo esta losa, apareció la que es la pieza fundamental del conjunto: un banco de piedra ordinaria excavado en la roca que está en conexión directa con la pared vertical, también excavada en la roca, que hay detrás de él. Las crónicas de los viajeros medievales,como Fèlix Faber (1480), que vieron el recinto sin los mármoles de recubrimiento actuales, testifican que banco y pared forman un todo de piedra. Este todo corresponde a la pared norte de la pequeña habitación donde está el lugar venerado como sepulcro de Jesús. La segunda sorpresa saltó cuando se vio que la pared sur de esta habitación correspondía a una segunda pared vertical, también de roca ordinaria, de unos dos metros de alto. Por lo tanto, el edículo de la basílica del Santo Sepulcro contiene un conjunto formado por dos paredes de piedra (norte y sur) y un banco (al lado norte) –todo excavado en la roca–. Este conjunto corresponde a un sepulcro del tipo “cámara sepulcral” al que se accedía bajando, pues quedaba por debajo del nivel del terreno exterior.
Pues bien,el elemento arqueológico descrito concuerda con los datos documentales de los evangelios . A continuación y entre comillas los textos que se encuentran en Mateo 27, Marcos 15-16, Lucas 24 y Juan 19-20. Por eso es legítimo suponer que nos encontramos ante la tumba de Jesús. En efecto, Jesús murió crucificado en la colina de la Calavera o Gólgota, lugar de las ejecuciones, un muñón de roca de 13 m de alto situado fuera de ciudad a 80 o 90 m de una de las puertas de Jerusalén. “Cerca”, en una zona de sepulcros que aprovechaban el berrocal de una antigua pedrera, había el “huerto” de José de Arimatea con un sepulcro “nuevo”, por estrenar. Este sepulcro se cerraba con “una piedra… muy grande” que se hacía “rodar”. La piedra indica que el sepulcro de Jesús era del tipo de cámara sepulcral y que “había sido tallado en la roca”. Se entraba bajando ligeramente hasta el “ lugar” donde se “depositaba” el cadáver, es decir, el citado banco de piedra. Este banco estaba situado “a la derecha” de la entrada –igual que en el sepulcro del edículo de Jerusalén. La bajada tenía que ser suave ya que una persona como María Magdalena “se agachó para mirar dentro del sepulcro”
Contamos pues con una figura histórica de la que hay testimonios ciertos de su existencia, que realizó obras y lanzó mensajes que han sido recogidos por sus seguidores e historiadores. Esto ha sido así en muchos otros personajes históricos, pero ¿qué es lo que da fuerza y distinción a la figura de Jesús para que perdure la misma a pesar de lo años y sigamos debatiendo sobre él ? La posibilidad de que sea Dios, sustentado en algo que no se ha dado en ningún otro personaje histórico : los milagros. ¿Fueron ciertos los milagros o son una invención de los evangelistas para reforzar el mensaje de Jesús, o un montaje preparado con otros actores interesados ? Los detractores de los milagros afirman que hay muchos que podrían encajar en síntomas psicosomáticos en donde la persona sana por propia autosugestión, o en exorcismos como se practican hoy en día, o meras coincidencias de la naturaleza de la dolencia que sana en el momento del milagro porque hubiera sanado de por sí de igual forma...Argumentos que tiene su lógica. Pero dentro del abanico de milagros que se le atribuyen a Jesús existen otros que no cuadran en los anteriores supuestos y que hace falta algo más que autosugestión para entenderlos Por ejemplo, la conversión de agua en vino en las bodas de Caná que fue el primero que se conoce, o su propia resurrección. En este punto, extraigo algunos de los argumentos recopilados en favor de los milagros de Jesús, que me han parecido con más fundamento.
Los milagros de Jesús fueron verificados por sus contemporáneos. “Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al consejo y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación’” (Jn 11, 47-48).
Los milagros de Cristo fueron realizados abiertamente en presencia de muchísimos testigos, de todo tipo de testigos, y en lugares públicos (calles, sinagogas) o semipúblicos (casas de familia); no fueron hechos privadamente, o a solas o a escondidas. Por ejemplo, el agua, utilizada para el milagro en las bodas de Caná, pudo ser vista antes del milagro y probada luego como vino (Jn 2, 9-10). Jesús y algunos de sus primeros discípulos se dirigen al distrito de Galilea, su lugar de origen. Los han invitado a asistir a un banquete de boda en Caná. Esta ciudad está situada en las colinas al norte de Nazaret, donde se crió Jesús. María, la madre de Jesús, también está en la boda. Es amiga de la familia de los novios y, al parecer, está ayudando a atender a los muchos invitados. Enseguida se da cuenta de que el vino se ha acabado y se lo comenta a Jesús. Lo que María quiere es que Jesús haga algo al respecto. Pero él le responde usando una expresión de la época que indica que no le parece bien su petición: “¿Y por qué debería importarnos eso a ti y a mí, mujer?” María deja con prudencia el asunto en manos de su hijo y simplemente les dice a los que están sirviendo: “Hagan todo lo que él les diga” .Hay seis vasijas de piedra y cada una puede contener más de 40 litros . De modo que Jesús manda: “Llenen de agua las vasijas”. Después les dice: “Ahora saquen un poco y llévenselo al director del banquete” . El agua se había convertido en vino. (Juan 2:7, 8).
Tras su muerte y resurrección, Jesucristo se mostró, no una sola vez, sino muchas, y durante un período de cuarenta días. Se mostró a muchas personas: a sus discípulos y a más de quinientos fieles. Se mostró en pleno día, y en circunstancias muy diversas: en un huerto, en una calle, en el Cenáculo, a orillas de un lago, sobre los montes Tabor y de los Olivos. Admitir que en tales circunstancias todos los testigos de la resurrección se hayan engañado, sería admitir un fenómeno de ilusión imposible. Santo Tomás no quiere aceptar el testimonio de los demás apóstoles; quiere ver con sus ojos, tocar con sus manos las llagas de Jesús … En cuanto a los apóstoles ¿cómo hacer creer a sus contemporáneos un hecho tan extraordinario como la resurrección de un muerto, crucificado públicamente por orden de la autoridad religiosa y civil? Acometer tal empresa contra su interés personal era evidentemente una locura. Y sin embargo, los apóstoles dieron su vida en confirmación de la Resurrección de Cristo. Para engañar era necesario, en primer lugar, secuestrar el cuerpo de Jesucristo. Pero para esto necesitaban sorprender a los guardias, violentarlos o corromperlos: tres cosas absolutamente imposibles para la timidez y pobreza de los Apóstoles. Los miembros del Sanedrín estaban convencidos de la Resurrección de Cristo Jesús. Para negarla acudieron a la mentira. Dieron a los guardias una suma de dinero para que hicieran correr la voz de que estando ellos dormidos, los discípulos de Jesús robaron el cadáver del Maestro. Pero si ellos no hubieran creído en la Resurrección de Cristo, su deber como su propio interés, estaba en castigar a los soldados por haber faltado a la disciplina militar y en perseguir a los apóstoles por haber roto los sellos de la autoridad ¿Por qué no iniciaron un sumario para establecer las responsabilidades y buscar el cuerpo desaparecido? Los miembros del Sanedrín se contentaron con sobornar a los soldados y trataron de echar tierra al asuntó.
El Teólogo y filósofo alemán David Friedrich Strauss, 1874, señala que nada es tan imposible de creer como la resurrección de un muerto. Pero hay algo más imposible, y es la transformación religiosa y moral del mundo por un crucificado, si este crucificado no ha resucitado. Si los milagros de Jesús no fueron reales, ¿cómo se justificaría el miedo o la preocupación de las autoridades judías? ¿Sólo por lo subversivo de su mensaje? Sí sólo se hubiese limitado a hablar no habría generado tanto revuelo ni hubiese tenido tanta consistencia histórica. ¿Cuántos falsos profetas o charlatanes ha habido?
Si los milagros de Jesús hubieran resultado falsos, no sólo toda su actividad hubiera sido un fracaso, aun antes de su muerte, sino que además no se hubiera escrito nada de él y con toda probabilidad su nombre ni siquiera hubiera llegado a nuestros días. Si los milagros de Jesús hubieran sido falacias, sus discípulos, que estuvieron con él por un periodo superior a los tres años, lo hubieran abandonado y posiblemente entregado a las autoridades; cosa que no sucedió. Ni siquiera Judas Iscariote lo hizo para justificar su traición movido por su afán de lucro. Es más, devolvió las 30 monedas de plata y sumido en el arrepentimiento se suicidó. No es ésta la actitud ante quien se sabe es un charlatán o un farsante.
Tras estos testimonios y más allá de lo que cada uno quiera pensar, hay varias conclusiones que resaltar de manera más racional que empírica.
La existencia y ubicación histórica de Jesús está demostrada. Así, son ciertos los lugares y personajes que aparecen. Los hechos provienen de varias fuentes distintas, algunos evangelistas y otros historiadores de la época, pero coinciden en lo fundamental incluidos los acontecimientos milagrosos. En esa relación de certezas ¿por qué introducir supuestos actos, como los milagros, que no fueran tales o que estuvieran fuero de contexto? Estos hechos fueron agrupados en la Biblia que es el documento más leído e impreso de la historia de la humanidad, desde hace dos mil años a nuestros días. ¿Lo hubiese sido si dichos milagros no hubiesen existido o si con el paso del tiempo y las investigaciones realizadas hubiese resultado falso o incongruente lo narrado, los lugares o personajes nombrados o restos arqueológicos hallados? ¿Por qué no hay milagros hoy en día? Posiblemente los haya, aunque sin tanta notoriedad, pero una explicación podría ser que la época de Jesús hombre, su testimonio en la tierra fue aquella y no ésta.
Hay más argumentos esgrimidos por teólogos y filósofos sobre la génesis del hombre, de orden moral, sobre el bien y el mal, por qué nacemos con un discernimiento entre lo uno y lo otro.....Pero lo dejo aquí. Llegado a este punto, volvemos a replantear la pregunta: Y tú ¿crées en Dios?